Red de escritores en español

viernes, 2 de febrero de 2018

Carhué - Epecuén

agua mala










La noche del 10 de noviembre de 1985 el pueblo de Villa Epecuén ubicado en el partido de Adolfo Alsina, Buenos Aires, quedó sumergido bajo ocho metros de agua por la crecida de un lago. La tragedia fue la consecuencia de varios factores: altas precipitaciones, obras inconclusas en la regulación de canales y la negación de las autoridades que se empeñaron en ocultar los riesgos y minimizar la situación, hasta que tuvieron el agua al cuello.
Se cumplieron 30 años de la tragedia y cerca de mil personas asistieron a la conmemoración del aniversario, donde realizaron distintas actividades para recordar aquel poblado de 1.500 personas que un día fué uno de los polos de turismo termal más importante del país. La calle principal y los edificios más representativos del pueblo fueron iluminados en un cielo estrellado y un clima de emotividad. Asistieron antiguos residentes, turistas de diferentes partes de Argentina y del mundo, y vecinos de Carhué, la localidad más próxima.
Además, se recrearon “las tardecitas de tango” en una esquina representativa del lugar donde el bandoneonista Alfredo Ércoli solía presentarse, en un escenario improvisado entre los escombros al que agregaron luces de colores y mesitas, para que la gente recordara el espectáculo cuando el pueblo tenía vida. Se realizaron actividades en el acceso a la villa, donde las autoridades comunales, invitados especiales y vecinos inauguraron placas identificatorias en la Avenida de Mayo, calle principal del balneario.
El director de turismo de la municipalidad de Adolfo Alsina, Javier Andrés, señaló que “en las construcciones se colocaron placas con el nombre de las familias a las que le pertenecía; también en los comercios y hoteles”.
La ciudad estuvo 20 años cubierta por agua salada pero desde hace diez las sequías facilitaron el retroceso del lago y hace tres que el casco de la ciudad se tornó transitable. La villa se convirtió en un nuevo atractivo turístico para la zona, que fue estudiado por antropólogos y sociólogos por la forma en que sus pobladores tuvieron que afrontar la catástrofe, incluso con juicios contra el estado provincial y en los que recuperaron no más de la mitad del precio de sus casas.
Un poco de historia
Epecuén, fundado en 1921, fue famoso por sus condiciones terapéuticas a través de las aguas saladas del lago homónimo. Los visitantes buscaban alivio para sus problemas de articulaciones, huesos y piel. Al lado de los hoteles comenzaron a establecerse trabajadores y propietarios y así, para 1930, la Villa Lago Epecuén ya contaba con una iglesia, una escuela y todos los servicios necesarios para el desarrollo de un pueblo.
En la década del 70 llegó a recibir a 25.000 turistas en sus 6.000 plazas hoteleras que sumaban 250 establecimientos comerciales.
En 1975 se construyó, en las Encadenadas del Sur, el Canal Ameghino para equilibrar las aguas y evitar inundaciones en el sur bonaerense, pero eso elevó el nivel del lago. Ese peligro no fue debidamente contemplado y cuando el terraplén cedió, la suerte de la villa turística quedó echada: el agua comenzó a subir a un centímetro por hora. En dos semanas, los 1.500 habitantes dejaron la villa en una penosa mudanza que los llevó en principio a Carhué, de donde ahora algunos volverán al homenaje.
El terraplén se había comenzado a edificar en 1977 con el objetivo de proteger al pueblo de un ciclo húmedoque atravesaba no sólo por las lluvias sino también por el Canal Ameghino -que se había construido por un problema de sequías- el cual regulaba el caudal de agua del sistema de lagunas Las Encadenadas, del que la de Epecuén es la última y más baja.
“El trabajo fuerte de evacuación duró 15 días y no hubo ninguna fatalidad”, explicó Miguel Angel Sottovia, fundador de Bomberos Voluntarios de la localidad, y agregó que después de evacuar Epecuén se tuvieron que encargar del cementerio, y así lo hicieron con una lancha, una camioneta y un largavistas.
En Carhué -un destino que actualmente atrae a turistas nacionales y extranjeros no sólo por las propiedades curativas de la laguna sino para recorrer las ruinas- también se alojaron la mayoría de los residentes de Epecuén, como Mirta Stoessel quien tenía un hotel en el pueblo que quedó bajo el agua.
“Hay mucha gente que no falleció en la inundación pero sí después, por el tema de la tristeza y por la impotencia de haber perdido todo. Salías con una mano atrás y otra adelante”, manifestó Stoessel quien ahora tiene un apart hotel en Carhué y pudo retomar su vida.

Fuente: Télam



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domingo, 28 de enero de 2018

El Bolsón


La historia de los Hippies en El Bolsón


En 1969 llegaron a El Bolsón los primeros “hippies”, inspirados por los originales hippies que pelearon contra la guerra de Vietnam en EEUU y quienes por primera vez presentaron al mundo una vision alternativa de la vida social en contra del sistema establecido, perspectiva quizas adelantada para el nivel de conciencia mundial y el de ellos mismos. En El Bolsón, se trató de un grupo de personas que deseaba practicar la convivencia con la naturaleza planteándolo como un rechazo a la progresiva industrialización, guerras y capitalismo extremo que se observaba en el mundo y se observa hoy.


comunidad


Argentina, mayo, 1971. En el sillón presidencial estaba sentado el general Agustín Lanusse. Las comisarías incluían servicio de coiffeur. En el Teatro Argentino, propiedad de Alejandro Romay, un público cincuentañero llevaba prismáticos para ver los desnudos de Hair. Un musical espejo del movimiento hippie en el que, entre otras cosas, se condenaba a la sociedad de consumo



¿Por qué El Bolsón?


hippie


El Bolsón, paraíso natural, representó para estos viajeros la energía que los motivaba. Llenos de entusiasmo y con sentimientos puros, descubrieron cada mañana los rayos del sol que coronan las montañas, los bosques, los senderos, los lagos y los ríos.

Intentaron establecer una comunidad con mucho empeño.
Según el escritor local Juan Matamala: “La idea original que los movía era la convivencia en grupo y llevar adelante el amor a la naturaleza, la comunidad de intereses y volver a la tierra, el autoabastecimiento y la paz interior”

Al principio, se asentaron en las cercanías del “Puente del Cementerio” alquilando un espacio en la chacra de Chatruc.

Dos relatos centrales se entremezclan en el documental "Hippies en el Bolsón" de "Paco" Caparrós: el de Verónica Raya y el de "Tato" Álvarez, ex miembros de las comunidades "Del río Azul" y "El Arca". Ambos llegaron en busca del regreso a la naturaleza y detrás del sueño de cultivar y vivir de lo que les diera la tierra.

Cuenta Verónica: "Primero fueron tres compañeros nuestros y a los siete días llegamos nosotros a dedo. Tenía 19 años". Corría el año 1969 y en Buenos Aires se había estrenado la opera rock "Hair". Fueron algunos miembros de la compañía los que primero arribaron a El Bolsón.

Llegada


Y así se fueron formando diferentes comunidades. Eran grupos que sabían que había que producir un cambio en este planeta, que el sistema económico no daba para más. La gente podía ir y acceder e instalarse sin poseer propiedad, aunque tampoco aspiraban a quedarse con la tierra.

Una fue el cambio de las formas de vida separando espacios de vida comunitaria y de intimidad, se incorporó la mística y la oración en determinadas horas del día. Otro cambio fue tener como principal para la convivencia la educación de los niños, los juegos, la música y el amor a la naturaleza. La alimentación también sufrió cambios ya que aprendieron los rudimentos de los cultivos, huerta, cría de animales de corral, caballos y vacas.

La siembra y la cosecha se volvió un acto cultural. Las personas se reunían para las cosechas, las tareas pesadas se hacían comunitariamente, las fiestas se hacían para festejar estos encuentros como corolario de un trabajo de grupo. Los jóvenes bonaerenses iban en el verano y enloquecían por quedarse pero como los inviernos eran fríos, intensos y lluviosos se volvían. En ese tiempo se vivía con muy poco, y al no haber cánones ciudadanos no había preocupación por la ropa de marca, el café, el diario, etc. En 1982 una ordenanza municipal declaró: “El Bolsón, Primer Municipio Ecológico de Latinoamérica”“El Bolsón, zona no nuclear”“El Bolsón a favor de la Vida”.






Casi como una expresión obvia, Matamala acota que no eran bien vistos, que "no les tenían ninguna simpatía; primero, por la promiscuidad en la que decían que vivían, aunque no era tan así. Los industriales de aquella época los acusaban de que eran violentos; sin embargo, cuando hacían los allanamientos encontraban libros de Mahatma Gandhi o de Lanza del Vasto. Y, si bien consumían, no era tanto como se decía".

Como "movimiento contracultural" es considerado por muchos "revolucionario".

Frente al colorido psicodélico del llamado "flower-power" las ropas oscuras y desgarradas, frente al pelo largo de los hippies el pelo corto y erizado, botas militares versus sandalias y zapatos artesanales de cuero, canciones cortas de tres o cuatro acordes enfrentadas a los extensos y virtuosas canciones del rock sinfónico y psicodélico.


En el ya mencionado anteriormente documental Hippies en El Bolsón de "Paco" Caparrós, Verónica Raya describe el nacimiento de su hijo, en la comunidad del Río Azul, al que llamó Merlín.

"Fue recibido por una de las chicas y en el momento del nacimiento todos se habían puesto a tocar rock. Eran muchos gritos de rock, mucho movimiento de canciones con las guitarras y en ese instante los chicos, que estaban muy entusiasmados con el nacimiento, fueron al pueblo a avisar que nacía. Justo había un periodista que estaba de paso y se enteró. Vino para acá y dijo `Esto es una nota'; era de una revista muy amarilla que tituló La comunidad insólita".

Luego, relata cuál era la situación en Buenos Aires, desde donde habíamos emigrado los integrantes de la comunidad.

"Veníamos de una ciudad (Buenos Aires) donde todo era muy duro; llegábamos al hotel Lorenzi (donde también vivíamos en comunidad) y de pronto nos apuntaba la brigada. Nos preguntaban qué teníamos en los bolsillos y dónde estaba el gordo Pierre o Tanguito. Estábamos presos todo el tiempo por hippies. A los chicos les cortaban el pelo y como no tenían dónde ponerlos generalmente terminaban en el Borda o en el Moyano ... todo porque cuando nos preguntaban qué éramos, nosotros les contestábamos 'Somos'".

ESTO NO LO ESCRIBI YO


 


FUENTE: https://www.taringa.net/posts/info/13716439/La-historia-de-los-Hippies-en-El-Bolson.html 
La historia de los Hippies en El Bolsón - Info  




















sábado, 20 de enero de 2018

Jujuy








El Pujilay es la encarnación del Carnaval, reconocido popularmente como el espíritu de la Chaya y es parte de las tradiciones locales a la hora de celebrar esta fiesta.

De acuerdo con las tradiciones del Norte argentino, al iniciarse el Carnaval del Diablo hay que desenterrarlo y después de ocho días se procede a su entierro. Durante esos ocho días se vive un frenesí de alegría, danzas, bebida y todo tipo de desbordes porque este carnaval puneño conlleva la transgresión de todos los hábitos, la subversión de todos los valores ya que durante ese período pasa a reinar el Diablo.

El desentierro


La ceremonia comienza con el desentierro del diablo en cada comarca o poblado del Norte argentino. Se arman las distintas comparsas que tiene cada una en particular su propio sitio de desentierro. A ese sitio llegan todos sin disfraces caminando detrás del estandarte alegórico de cada comparsa. Se reconoce al sitio por un cúmulo de piedras amontonadas, adornadas con serpentines, guirnaldas de flores y vellones de lana. Una vez allí se rinde homenaje a la Pachamama, agradeciéndola por los dones recibidos durante todo el año y presentándole ofrendas derramando chicha fermentada sobre la tierra o arrojando hojas o cigarrillos de coca encendidos sobre la tierra, para que "deje salir al Carnaval".
El comienzo

Cada comparsa tiene sus propios diablos preparados para que surjan de pronto desde atrás del cúmulo de piedras. Estos diablos menores son los que tienen a su cargo la organización de la diversión. Deben tener el rostro cubierto y exhibir en el pecho el nombre de la comparsa a la cual pertenecen. El Pujilay es la encarnación del Carnaval y reconocido como el espíritu de la Chaya que tiene un sentido masculino.
Son siete días

Durante siete días se amanece al son de los golpes de caja y se duerme con el aroma de la albahaca. Toda la fuerza del hombre que se ha venido acumulando en la soledad del duro trabajo de la tierra para dar sus frutos hace explosión en la Chaya con la copla:
Dicen que el Carnaval viene
Por la lomita pelada
Aquí lo estoy esperando 
Con la alojita colada
Y la alegría que viene danzando en las polleras de colores de las coyas, en los brindis del grito vinero, en el canto de los chayeros y en el golpe del tambor que como corazón de la tierra viene acompañado de vidalas y el lamento de las coplas.
Al llegar al paraje escogido dos del grupo cavan una sepultura mientras que los otros cubren al muñeco con ramas de albahaca, harina, papel picado y lo empapan de aloja y vino y cuando el hoyo ya está listo, lo introducen y lo cubren con tierra. Las mujeres lloran y los hombres se lamentan, por la pérdida de la alegría cantando las últimas y tristes vidalas. Y todos se alejan con el alma triste, porque habrá de pasar doce meses para poder volver a la alegría y el olvido y celebrar otra vez el ritual del Carnaval del Diablo.
Siete días de festejo y euforia hasta un adiós que dura un año
Las comparsas se cruzan por los caminos en donde se libran verdaderas batallas de harina, almidón y papel picado. Con un fino polvo de Luna - y de harina se cubren los rostros y la ropa. Se va de casa en casa bailando, chupando, cantando siempre que se tenga una buena provisión de aloja, vino, albahaca, almidón y papel picado.
Así pasan los siete días de jolgorio y cuando se acerca el final se vuele a las tristezas y lágrimas. El dios de la Chaya, el Pujilay personificado por un muñeco hecho de papel y trapo es colocado en el lomo de un burro y tirado por un chayero que lo lleva a enterrar. Es el último día y todos siguen al Pujilay que se detiene en alguna casa a beber y que le echen chicha y vino al Pujilayapero cuando el sol se oculta. Así el Pujilay, da libaciones y quereres y ese rey de tantos días será enterrado por un año.

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viernes, 12 de enero de 2018

Moises Ville



Por Hernán Cabrera
Moisés Ville es una comuna ubicada en el departamento San Cristóbal, provincia de Santa Fe. Está a 320 kilómetros de Rosario y a 177 de Santa Fe capital. Fue fundada en 1889 por un grupo de judíos europeos del este y rusos que escapaban de los pogroms y de las persecuciones. Los fundadores llegaron a Argentina en el barco Weser el 12 de agosto de 1889. Moisés Ville se convirtió en una localidad canónica de los gauchos judíos que trabajaron la tierra en Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX.

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El ascenso social causó una baja poblacional porque los jóvenes se fueron a las grandes urbes (como Rosario y Buenos Aires) en búsqueda de educación superior y oportunidades.
Moisés Ville, con sus colonias hermanas de Mauricio y Villa Clara, fueron los ejemplos paradigmáticos del trabajo de la Asociación Barón Hirsch de Colonización Judía.
Javier Sinay escribió un libro acerca de Moisés Ville, que refiere a la matanza de los colonos por parte de los gauchos.
“Los crímenes se dieron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en un momento en el que el campo argentino estaba transformándose y modernizándose”, cuenta Sinay, periodista y autor de “Los crímenes de Moisés Ville”, que reconstruye la historia de los asesinatos que conmocionaron al pequeño pueblo santafesino.
Javier Sinay escribió un libro acerca de Moisés Ville, que refiere a la matanza de los colonos por parte de los gauchos.
“Los crímenes se dieron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en un momento en el que el campo argentino estaba transformándose y modernizándose”, cuenta Sinay, periodista y autor de “Los crímenes de Moisés Ville”, que reconstruye la historia de los asesinatos que conmocionaron al pequeño pueblo santafesino.
Conclusión entrevistó a Eduardo Aguirre, actual secretario de Acción Social del sindicato de Empleados de Comercio de Rosario y residente de Moisés Ville
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Si bien no fue mi pueblo natal, allí viví toda mi infancia y adolescencia, tengo continuidad en las vivencias de Moisé Ville, sí sin la ese final porque nosotros lo decimos así. Era un sociedad muy activa, que llegó a tener industrias metalúrgicas, fábricas de caramelos, de juguetes y culturalmente fue el primer pueblo en tener su propio edifico de biblioteca”, recordó. Además agregó: “Fue la primera cooperativa agrícola en la provincia porque el judío traía de Europa el cooperativismos en su sangre, también tiene un teatro muy bello, en un pueblo que llegó a tener más de 6.000 habitantes y ahora cuenta con 2.000”.
—¿La religión es muy importante?

—Tengo unos recuerdos extraordinarios de la convivencia religiosa cuando era joven, si bien había por ahí algunas pequeñas diferencias, eran los menos, hubo asimilación al revés, ya que yo era católico de origen en un pueblo judío. En ese momento la religión era muy fuerte, yo era un cristiano asimilado al judaísmo, tal es así que yo digo que soy ideológicamente soy un judío socialista, un judío progresista, un judío humanista. La convivencia era muy buena, la población era muy definida, estaba la sociedad fuerte judía y de origen italiana, que era muy poca, después estaba la orilla del pueblo, a pesar de no tener río, porque estaba todo el criollaje, santiagueños, tucumanos, chaqueños, que venían a trabajar a los campos judíos y las mujeres criollas que trabajaban en el servicio doméstico. Teníamos dos clubes, y ahí tampoco no había diferencias entre judíos y católicos, hasta diría que el judío de Moisé Ville y el gringo y criollo se educaron viendo crecer a sus hijos en las mismas escuelas, corriendo atrás de las mismas pelotas de fútbol, si se lastimaban veían el mismo color de sangre, no había problemas, hasta me emociona recordarlo porque era para mí el edén el pueblo, por el comportamiento de las clases sociales y religiosas.foto4
—¿Y las costumbres culinarias las recuerda?
—Sí. Yo tuve mala suerte porque mi mamá, aparte de no ser judía, era mala cocinera, no le gustaba la cocina. Podía escribir un poema, pero cocinar no, yo por eso picaba algo de mis amigos judíos, la cocina judía sigue siendo muy tradicional en el pueblo, además me acuerdo de las tortas alemanas, porque después vinieron los judíos alemanes durante la guerra y tengo un amigo, Claudio Friztler, y la madre hacía unas tortas alemanas increíbles.
—¿Perdura aún la colonia judía en Moisés Ville o ya hay más mezcla?
—Yo recuerdo que en la elección del año 1999, cuando ganó Fernando De la Rúa, el 32% de los apellidos eran judíos en el padrón de Moisés Ville, eso significa que ya en esa época quedaban muy pocas, calculo que ahora debe haber menos familias judías. Al pueblo lo están proponiendo como Patrimonio Mundial ante la Unesco. Estaríamos todos muy orgullosos si así sucede. Moisé Ville es un gran pueblo con mucha historia y muy buenas personas.

ESTO NO LO ESCRIBÍ YO
FUENTE :http://www.conclusion.com.ar/la-region/moises-ville-historias-y-tradiciones-en-el-primer-pueblo-judio-de-santa-fe/05/2016/    











domingo, 7 de enero de 2018

Resistencia

Bienal Internacional de Esculturas

Bienal de Esculturas
(Bienal de Resistencia)
MusEUM, Museo de las Esculturas Urbanas del Mundo. Resistencia, Chaco..jpg
MusEUM, Museo de las Esculturas Urbanas del Mundo
Localización
PaísFlag of Argentina.svg Argentina
CiudadResistencia
DirecciónAv. de los Inmigrantes 1001
Información general
TipoConcurso internacional de esculturas
Coleccion(es)Esculturas en madera, metal y mármol

Inauguración1988
Información visitantes
Sitio webSitio oficial
Coordenadas27°26′12″S 58°58′53″OCoordenadas27°26′12″S 58°58′53″O (mapa)
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La “Bienal Internacional de Esculturas” que se realiza desde 1988 en la ciudad de Resistencia, Argentina, es un concurso organizado por la Fundación Urunday y el Gobierno de la Provincia del Chaco-conformando el 'Comité Organizador'-. En cada edición, entre diez y quince artistas del ámbito regional, nacional e internacional son previamente seleccionados teniendo en cuenta su participación en éste u otros certámenes previos. Durante el plazo de una semana, deben realizar su obra al aire libre y a la vista de los visitantes. Al finalizar la semana, el sábado por la noche, se lleva a cabo una ceremonia de clausura, con su correspondiente entrega de premios. Al finalizar el concurso, las obras son expuestas durante 60 días. Luego de este tiempo, son repartidas en distintos puntos de la ciudad bajo el título de Patrimonio Cultural de la Ciudad de las Esculturas.
El concurso es el evento más importante que se lleva a cabo en Resistencia y esto se ve reflejado en los visitantes que reciben los escultores por día y los asistentes al acto de clausura. En los alrededores del área de trabajo se realizan distintas actividades culturales, como seminarios de arte, conciertos y espectáculos.
El eslogan con el que históricamente la Fundación Urunday presentó este certamen es el siguiente: "Invitamos a todos los habitantes del planeta a sentir la calidez de nuestra gente. Y les aseguramos, que en cada invierno de sus vidas, habrá un Chaco y una Resistencia, la Ciudad de las Esculturas"


Escultura: Bosque. Escultor: Baku Inoue. Ubicada en el MuSEUM.Si bien el concurso en sus orígenes comenzó con un carácter local y nacional, lentamente pasó al ámbito internacional. Su denominación cambió a lo largo de los años, de acuerdo a las características del momento:
  • Concurso Nacional de Escultura en Madera (6 ediciones: 1988 ~ 1993),
  • Concurso Internacional de Escultura en Madera (2 ediciones: 1991 y 1994),
  • Trienal Nacional de Escultura en Madera (1995),
  • Trienal Americana de Escultura (1996),
  • Concurso Milenio (1999).
  • Bienal Internacional de Esculturas (desde 1998).
Asimismo, la entidad organizadora de este evento recibió el nombre de Fundación Urunday, como homenaje a la materia prima de los primeros certámenes de esculturas organizados en dicha ciudad. Tras la organización del primer evento en 1988 y la posterior inauguración de la Fundación en 1989, los certámenes establecían el uso de la madera de urunday como materia prima para el tallado de las esculturas, hasta que en 1996 se abrió la posibilidad de emplear nuevos materiales como el Mármol Travertino​ el de Carrara​ y distintos tipos de metales,​ a fin de preservar la población forestal.
Desde 1997, el certamen cuenta con el apoyo de la Unesco.
Tradicionalmente este concurso se celebraba en la Plaza 25 de mayo de 1810, plaza central de Resistencia, y desde la edición 2006, se optó por el recientemente inaugurado Paseo Costanero del Río Negro. De la misma manera, las esculturas de los certámenes anteriores solían ser emplazados en el "Paseo de las Esculturas", sobre la avenida Sarmiento, pero al ser el terreno de propiedad del Poder Judicial de la Provincia, las obras debieron moverse, y ahora un destino común para éstas es la recientemente renovada Laguna Arguello. Gracias a esta Bienal, hasta julio de 2012, la ciudad cuenta con alrededor de 550 obras de arte en casi toda su extensión. Por su enorme aporte a la cultura y el arte argentino, la Fundación Konex le otorgó un Pemio Konex - Diploma al Mérito

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domingo, 31 de diciembre de 2017

Miramar (Córdoba)

Miramar de Ansenuza es una población ubicada en el noreste de la provincia de Córdoba, Argentina,sobre la costa sur de la gran laguna de Mar Chiquita. (es la única población situada a la vera de "La Mar", como la llaman sus habitantes.

Calle central de Miramar
Su clima es muy agradable, templado cálido con abundante heliofania (brillo solar) casi todo el año. El balneario se desarrolló rápidamente entre los años 1940 y 1960 merced a las propiedades terapéuticas de los barros y aguas saladas de la gigantesca laguna de Mar Chiquita o Mar de Ansenuza(Es el espejo de agua más grande de la Argentina y segundo de Sudamérica, después del Lago Titicaca, sito entre Bolivia y Perú). Hacia 1970, Miramar llegó a tener una población estable de unos 4500 habitantes y 110 hoteles más un casino.

Historia

Si bien Miramar comenzó con asentamientos espontáneos desde el año 1903, se declaró como la fecha de su fundación el 18 de noviembre de 1924, día en que el gobernador Julio A. Roca (h.), firmó el decreto de fundación legalizando el plano del pueblo. Es el único asentamiento humano organizado que vive en la ribera de la mayor cuenca cerrada de Sudamérica, la laguna Mar Chiquita (o Mar de Ansenuza), espejo de agua salada que existe desde hace aproximadamente 30 mil años. Se trata de una zona que al parecer nunca fue atravesada por el paso de la colonización españolas y que antes fue comarca sanavirona. La historia de la localidad se cuenta a través de sus hoteles y el comportamiento de la laguna, que se ha alejado y ha subido sobre el poblado que atardece mirando al sol perderse en un inmenso horizonte azul y marino. Las primeras construcciones hoteleras preceden a la aprobación del primer loteo, propiedad de Diehl y Ayerza (1921). Lorenzo Barone construyó lo que se considera el primer alojamiento para turistas en 1908: unas 20 habitaciones levantadas con la técnica constructiva del rancho criollo: barro y postes de quebracho. Entonces, el agua para beber se traía de Pozo de los Bueyes, a 25 km de la costa, hasta que alrededor de 1910 se descubrieron pozos surgentes con agua potable. A partir de 1912, los turistas podían llegar en tren a Balnearia, y tras cruzar 12 km de tierra, arribar a Miramar (el camino recién se pavimentó en 1954). Pero además de paseantes, el ferrocarril trajo habitantes a este poblado que, sin gobierno comunal, caminos ni electricidad, comenzaba a delinear sus formas. El emprendimiento de Victorio Rosso, en la década del ’20 fue, indudablemente, un hito urbano. Por aquellos años, se ingresaba al pueblo por este hotel y el cartel que anunciaba su nombre: Mira-mar es para muchos el antecedente que da nombre a la localidad. Cubriendo una extraordinaria oferta de servicios, era visitado por cordobeses, rosarinos, porteños, santafesinos y algunos extranjeros. Un Ford T carrozado unía Balnearia con Miramar y ésta con El Tío, servicio que se considera el primer transporte interurbano de pasajeros de Córdoba. Alrededor de estos primeros esfuerzos la costa de la Mar Chiquita se fue ocupando con muelles, casillas, vestuarios, embarcaciones, lanchas, veleros, flotadores y visitantes cubiertos de barro. La fangoterapia fue uno de los principales atractivos del lugar. En países como Alemania e Italia se recomendaban los tratamientos de agua y barro de esta enorme extensión de agua salada. Con el tiempo, a su economía se sumó el desarrollo de la cría de nutrias falsas en cautiverio y el asentamiento de una producción hortícola intensiva. En 1951 la cría de nutrias producía 200 mil pieles y la Cooperativa de Criadores de Nutria (creada en 1949) nucleaba a 100 criaderos. En 1948 se construyó el primer canal de 1500 metros de largo por 20 de ancho y un metro de profundidad. Y pese a la sequía que se extendió desde 1944 a 1955, las virtudes termales estaban potenciadas: el agua de los canales tenía más de 200 gramos de residuos salinos por litro y el fango era de fácil extracción. En 1957 la laguna volvió a acercarse a Miramar, avanzando dos años después sobre su costanera, por lo que a fines de 1959 llegaban a Balnearia las piedras que darían cuerpo a sus defensas costeras. Pero en 1961 las aguas retrocedían otra vez anunciando una nueva sequía.

El Gran Hotel Viena

No obstante existir hasta 1977 más de 100 establecimientos hoteleros de diverso tamaño en Miramar, uno de ellos marcó la diferencia: El Gran Hotel Viena, iniciado en 1941 y concluido en su totalidad en 1947 (aunque ya desde 1943 comenzó a funcionar). El edificio fue construido por el Ingeniero Máximo Pahlke, quien hasta entonces había trabajado en la filial argentina de la empresa alemana Mannesmann. Dadas las propiedades curativas del agua y del barro de la laguna, Pahlke decidió junto a su familia, invertir en la localidad, vendiendo terrenos que poseía en el sur argentino.

Gran Hotel Viena
Este hotel, concebido en modernas líneas puras racionalistas, y dotado del último grito en confort para la época (contaba hasta con aire acondicionado central, ascensores Siemens, generador de electricidad propio, etc.), era uno de las más importantes de la provincia de Córdoba, y en él se alojaban numerosas familias de clase media alta y alta argentinas, muchas de ellas de origen alemán. Estaba situado casi a la vera de la laguna de Mar Chiquita y, la mayoría de los huéspedes del hotel se untaban en el barro de la laguna porque se decía que éste tenía propiedades terapéuticas y que podía curar enfermedades como la tuberculosis, etc..
Durante la inundación que comenzó en 1977, el hotel fue seriamente afectado en su estructura y hoy en día funciona como un atractivo turístico más, realizándose visitas guiadas por sus deterioradas dependencias.
Se han formado todo tipo de leyendas alrededor del establecimiento, pero no son más que eso, fábulas totalmente faltas de veracidad,
Y con argumentos totalmente falsos también se ha intentado relacionar a la familia Pahlke con el nazismo «nacionalsocialismo», siniestro régimen que rigió los destinos de Alemania desde 1933 a 1945.

Inundación de 1977 y crecida de 2001


Torre del que fuera el Hotel Copacabana de Miramar.
A partir de 1977, se produjo una gran inundación debido a los excesivos aportes hidricos del río Dulce, el principal tributario, y de los ríos Suquía y Xanaes. La colosal entrada de agua se produjo como consecuencia del Hemiciclo Húmedo "Florentino Ameghino" (El primero fue de 1870 a 1920 y el actual comenzó en 1970 y durará hasta 2020 aproximadamente). Tal fenómeno resultó catastrófico por su carácter abrupto, causado por las masivas deforestaciones en las yungas y en los bosques y selvas autóctonas de la región chaqueña, ya que al faltar una importante cobertura arbórea, el agua discurrió superficialmente y laminarmente a gran velocidad en una onda hasta encontrar su nivel de base en la Mar Chiquita. Desde 1977 y hasta 1981, la inundación que afectó a Miramar, y otras poblaciones, sumergió la planta original de la población, unas 37 manzanas, quedando numerosas viviendas, hoteles y comercios bajo el agua y significó una emigración masiva de sus pobladores.

Muy lenta y gradualmente el poblado se fue refundando a partir de mediados de los años 1980, tomando como su centro, las manzanas que quedaron a salvo de la invasión de las aguas salobres. Tal relocalización se ha efectuado al sur de la primera, alejada del nivel máximo que puede alcanzar la laguna.
En 2003, nuevamente ingresó un caudal importante de agua al "Mar de Ansenuza", amenazando con superar la nueva cota del pueblo, razón por la cual la población de Miramar se mantuvo en vigilia durante algunos meses. A partir de 2005 el nivel del agua comenzó a bajar sostenidamente hasta aproximadamente 2012. En esa oportunidad comenzaron a observarse nuevamente, después de más de 30 años, los ruinosos vestigios del que fuera el antiguo y próspero centro de la localidad. En los primeros meses de 2016, y como consecuencia de las intensas precipitaciones de los dos últimos años, el "Mar de Ansenuza" ha visto incrementado nuevamente su nivel, pero sin presentar riesgo alguno para Miramar.

Miramar en la actualidad


Playa de Miramar (notar los quinchos a modo de sombrillas permanentes).
Actualmente Miramar se encuentra en un período de florecimiento económico, ayudado por el arribo de una gran cantidad de turistas, procedentes en su mayoría del este de las Provincias de Córdoba y Santa Fé, quienes han elegido esta segura y apacible localidad para vivir durante el período de vacaciones. También, aunque en menor caudal acuden turistas de diversos puntos del país y del extranjero.
En 2008 el área de Mar Chiquita fue declarada 1.ª Maravilla Natural de Córdoba, distinción que permitió un exponencial crecimiento del número de visitantes, considerada hoy la nueva frontera turística de Córdoba.
El municipio ha destinado recursos para remozar las diferentes playas de Miramar, construyendo duchas de agua dulce, plataformas de madera, y escaleras de hormigón, para facilitar el acceso de los turistas a la laguna. Durante los meses de verano, sus playas se colman de visitantes desde horas muy tempranas y hasta la caída del sol, aprovechando las bondades terapéuticas de sus cálidas aguas salobres, que se mantienen así durante todo el período estival.
Desde que comenzó su recuperación, Miramar ha visto incrementada su capacidad de albergue, debido a la ampliación de su hotelería y la construcción de numerosas cabañas.
Miramar contaba hasta 2010, con 2023 habitantes (INDEC2010), lo que representa un incremento de casi el 2% frente a los 1.979 habitantes (INDEC2001) del censo anterior.

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