Red de escritores en español

sábado, 27 de septiembre de 2014

El antiguo caseron

El antiguo caserón

Pablo y Rodrigo eran dos chicos. Cada tanto se sentaban a fumar y tomar cerveza en el frente de un viejo caserón. Este tenía una pared. Donde sobresalían varios tipos de plantas. Y en el medio un escalón con una verja que conducía a un jardin. Lo hacían en sus ratos libres. Hablaban de sus trabajos, de alguna chica que conocieron y les gustaba o de como se adaptaban a este nuevo barrio. Mientras mandaban y recibían mensajes por sus celulares. También sabían que ese caserón no estaba vacío. Ya que cada tanto veían una persona mayor. Quien todas las tardes salía a regar el el plátano que se hallaba en su vereda. O las veces que encontraba un perro abandonado le ponía agua y comida. Al parecer el hombre era macanudo. Jamas los echó. Incluso cuando los veía los saludaba. Pero notaban que aparte hacía cosas diferentes al resto de las personas. Conversaba con algún pájaro que se posaba sobre sus plantas, también con las flores. O bien temprano en las mañanas de calor se sentaba a tomar sol en una reposera. En cuero y con anteojos negros. También había noches que ponía tangos a todo volumen hasta altas horas de la madrugada. Era un señor alto. De cabello blanco prolijamente cortado. Casi siempre vestido con pantalón gris y camisa beige. Aunque en invierno también se ponía un saco marrón.

Una noche de frío Pablo y Rodrigo, como era habitual, se hallaban conversando en el frente de su casa. Esta vez el dueño los invitó a que pasaran. Los chicos dijeron que estaban bien, que no se hiciera problema. Sin embargo este insistió. Y los muchachos terminaron haciéndoles caso.

Contemplaron el jardín y las plantas que observaban tras la verja. Y mas al fondo estaba la casa. Una construcción estilo colonial. Con una enorme puerta en la entrada y dos amplios ventanales. El propietario los llevo a conocerla. Los chicos se asombraban con las cosas que veían. Un tocadiscos, un viejo televisor de los primeros que había a color, un teléfono celeste que se debía discar para llamar. Lo mismo les pasó con la heladera. La cual a Rodrigo le pareció similar a la que tenía su bisabuela. Sumado a las lamparas estilo araña que colgaban del techo. En el fondo había una parrilla, una mesa y un enorme limonero. Este terminaba en una pared que daba a un complejo de edificios que se situaban detrás. Y arriba un lavadero, otro cuarto mas y una pequeña terraza, la cual estaba cubierta por parras de uvas.

Después los hizo pasar de nuevo al comedor. Allí ocuparon los tres sillones que había. El señor quiso saber por que siempre se juntaban en su vereda. A lo que los chicos le explicaron que les resultaba cómodo. Que habitan en una pequeño cuarto a contra frente y no tenían suficiente lugar.

Luego el mismo hombre les pregunto a que se dedican, donde viven. Estos le dijeron que hace alrededor de dos años alquilan un departamento ubicado en un séptimo piso. A la vuelta suyo pero de la manzana de enfrente. Anteriormente vivían en Laferrere. Y como los despidieron de la estación de servicio donde trabajaban vinieron a probar suerte a Capital. Ahora Pablo era mozo en una pizzeria y Rodrigo realizaba tareas de albañilería.

En ese instante pasó una cucaracha. Rodrigo quiso matarla pero el propietario se lo impidió argumentando que ellas también eran sus amigas. Unos pocos que aún lo escuchan.

Pablo le preguntó_ ¿ y vos que hacés, como te llamás, hace mucho que vivís acá?

_ Por empezar yo me llamo José_ respondió el hombre_ en realidad dicen que me llamo José, yo nunca me llamé a mi mismo. Aunque cada vez menos gente me llama_ sonrió.

Se interesó por el nombre de los chicos. También por sus edades. Pablo le dijo que tenía 22 y Rodrigo 23. José les hizo saber que este año, si nada malo le ocurre cumpliría 75.

Esta vez Rodrigo fue el encargado de retomar la conversación_ ¿ vos vivís solo, hace mucho estas acá?

Yo hace un montón_ contestó José _ desde que era un niño. Esta casa era de mi madre. La cual hace tiempo que no esta conmigo. Obvio que yo también de joven tuve un tiempo donde me fui a vivir solo. Me junte, pero en el amor muy bien no me fue. Y a lo último, como mi mamá estaba enferma regresé aquí para cuidarla hasta el final de sus días. Tampoco tengo hermanos.

_ ¿ Y no se aburre solo acá? _ quiso saber Pablo

_¡ Nooo, que me voy a aburrir! Escucho música, leo, cuido las plantas, preparo ricas comidas, converso con las flores, las palomas o cucarachas que son mis amigas. Les doy protección a algún perro o gato que esta abandonado, y ya que esta también me voy haciendo amigo de ellos. No tengo motivos para aburrirme.

Justo sonó el celular de Pablo. Pablo fué a ver que era y José se enfado diciendo_ hablas conmigo o con el teléfono

A lo que este le pidió perdón

José continuó_ la mayoría piensa que estoy loco, que me quedé en el tiempo. Yo antes tenía amigos. De chico jugábamos en la vereda. A la pelota, a las escondidas. Mas tarde íbamos a un bar que había en la esquina o al cine de la otra cuadra. O en verano a la Costanera a bañarnos en el Río de la Plata cuando sus aguas eran limpias. Pero ahora todo cambió. Muchos de mis amigos murieron, otros se mudaron. Sumado a que el barrio no es el mismo. El cine no está, ni el bar. Antes eran todas casas. La gente salía a la calle a hablar con los vecinos. Pero después empezaron a construir mas edificios con gente moderna. Y terminaron con todo.

_ ¿ Que es la gente moderna? _ preguntó de nuevo Pablo

_ Esa gente actual. Que vive encerrada en sus cosas. No conoce al que tiene al lado, enfrente. Se la pasan pegados a la computadora, al celular, piden todo delivery y no tienen tiempo para nada. Se perdió el hablar cara a cara, mirarse a los ojos, cuidar las plantas, preparar una sabrosa comida, contemplar el sol de las mañanas. Esta gente me ve como alguien que no es normal. Que habla con las plantas o cualquier mascota que se cruce. Aunque yo no se si no es mas anormal hablar con un aparato. Me agreden. Cuando pongo música fuerte a la me tiran huevos, monedas, lo mismo las veces que hago asado y el olor les molesta. Hasta me arrojan bolsas de basura.

_¿ Quienes te agreden?_ quiso saber Rodrigo

_ La gente actual. La de los edificios que están detrás de mi casa. Me insultan, me tiran cosas de las ventanas. No son mas que un referente de toda esta gente. Como muestra basta un botón. Todos estos desean verme muerto.

_¿ Por que dice todo esto?_ pregunto otra vez Pablo

_ Porque es así. A nadie le interesa tener un vecino viejo como yo. Quieren que sean iguales que ellos. De menos edad, modernos. Y mas las inmobliarias. El día que me muera aquí harán una torre de no se cuantos pisos. Incluso quisieron comprarme la casa. También me ofrecieron dinero para que me vaya. Pero en todas las ocasiones les respondí negativamente. Así que no me pueden ver. El día que me saquen de aquí deberá ser con los pies para adelante.

Pasó un gato. José lo alzo y se los presento a los chicos_ esta gata es Francisca, una mas de mis amigas. En homenaje a una gata que tenia de chico. Con ella tambien siempre hablo.

Ya eran mas de la una. Rodrigo interrumpió diciendo_ bueno, nosotros nos tenemos que ir.

Esperen_ respondió Jose_ no se vayan todavía.

Se dirigió a la cocina. Sacó de la heladera una botella de vino con tres copas. Luego de llenarlas les dió una a cada uno. Para agarrar él la restante.

_¡ Brindemos! _ gritó_ Ojalá la salud jamás falte. Muchas gracias por la visita. Pueden hacerlo las veces que quieran. Fueron los únicos seres humanos que me escucharon después de no se cuantos años. Los abrazó y los condujo a la salida.

Ya afuera los chicos notaron que el viejo muy normal no era. Pero en algunas cosas tenía razón.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Distribuir la poblacion

Últimamente se viene hablando de las tomas, de las villas de la Capital. Somos todos del mismo país. Y lo ideal seria que cada uno fuera a vivir donde quiera. Pero no irse por necesidad.
Estaría bueno que también les exigieran a los gobernadores de las provincias las condiciones dignas para quedarse allí y no verse obligados a dejar sus territorios.
Porque es cuestión de lógica también. Si cada vez somos mas en la ciudad y el Conurbano se vería todo mas colapsado. Y no habría servicios, hospitales o escuelas que alcancen.
Al tiempo que las provincias vez mas vacías. Solo para las familias feudales que las gobiernan o los dueños de grandes hectáreas de campo.
Habría que distribuir mejor la población. Hacer un acuerdo a nivel nacional con la Presidenta y todos los gobernadores. Hacer en distintos puntos del interior mas parques industriales, fuentes de trabajo, centros de salud, culturales, educativos, de recreación, etc. O que vuelva a circular el tren por todo el país como antes y reabran los talleres ferroviarios.
De modo que cada uno se vería en su lugar con todas las comodidades y no tendrían necesidad de irse.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Entre la ciudad y las comidas

En esta semana se empezó a hablar nuevamente del polo audiovisual y la enorme torre que quieren hacer en la Isla Demarchi. Esta bien que se hagan torres. Pero a mi me parece que seria mejor hacerla en Santiago del Estero ¿ No es que va a ser la futura Capital? De paso llevaría mayor desarrollo a esa región que no le vendría nada mal. Porque en la Ciudad de Buenos Aires, donde cada vez hay mas edificios, ¿ hace falta construir un enorme rascacielo como el que quieren hacer ? Después va a haber mas problemas con los cortes de luz, mayor congestión de transito del que habitualmente hay. Mejor seria limpiar esa isla Demarchi y hacer un nuevo espacio verde junto al rio. al menos es lo que me parece a mi.

Por otra parte el tema de las comidas. Es mas que obvio que uno tiene derecho a comer lo que se le da la ganas. Y a mi no me gusta que maltraten a los animales o los encierren en zoológicos. O que los maten simplemente por diversión. Pero también hay que reconocer que el hombre es omnívoro. Come vegetales pero también carne, no es solo herbívoro. Ya desde los principios de los tiempos había cazadores, pescadores, etc. Incluso ocurre entre los propios animales. Si en una selva hay un tigre y un conejo. El tigre obvio que se lo va a querer comer. No se pone a pensar "pobrecito, le voy  hacer daño" No, el tigre va y se lo come. Por eso también  hay animales herbívoros y carnívoros. Es la esencia.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Gaston y sus comidas

Gaston y sus comidas
 


Gaston se dedicaba a preparar comidas. Lo hacia desde su casa. Tenia un amplio stock. Lo difundía en una pagina en internet y por mercado libre.
Vendía a negocios y particulares. Cuando eran pocas cosas las llevaba con su bicicleta. En cambio si era mucha cantidad llamaba a un remis para que la entregue. También los productos variaban según la época del año. En invierno vendía mas tortas, alfajores, guisos o empanadas. Y durante los meses de calor abundaban los sándwiches, ensaladas, licuados o gelatinas.
Una mañana que fue a la cocina encontró dos cucarachas muertas. Las tiró al cesto de basura. No era muy amante de la limpieza. Muchas noches estaba cansado y dejaba todos los recipientes sucios para recién lavarlos al otro día. O en la mesa donde preparaba las cosas era normal que la cubrieran migas de pan, cascaras de huevos, o restos de frutas y verduras que iban quedando. Raras veces la limpiaba. La mayoría le pasaba un trapo en el medio donde él trabajaba. De modo que el resto se acumulaba en los costados.
Otra vez al abrir la puerta de la alacena salió corriendo otra cucaracha. Quiso atraparla pero no pudo. Esta empezó a correr hasta irse abajo de la mesada y perderse.
Un sábado fue al cumpleaños de Nicolas, un amigo que conocía desde la secundaria. Había chicos, chicas, amigos que ambos tenían en común compañeros de Nicolas. Ya que cursaba el ultimo año de la facultad de medicina. Se la pasaron hablando y escuchando música entre gaseosas, cervezas y algún que otro vino o fernet. Para cenar pidieron pizzas. Y de postre una torta que le compro por sorpresa la novia de Nicolas.
Alrededor de las cuatro de la mañana, cuando Gaston volvió a su departamento apenas prendió la luz se encontró con una cucaracha mas. Intento ir hacia ella pero esta se escondió atrás de un sillón. Además estaba cansado y con unas copas de mas. Quería dormir.


Otro día le paso algo similar cuando se fue a bañar. En la bañadera había tres cadáveres de esos insectos. Los junto en una pala para arrojarlos en el inodoro. Sin embargo parecía que a él mucho no le importaba el tema de la higiene. Raras veces limpiaba el baño. Cuando las telarañas se adueñaban de las partes traseras de la pileta el inodoro o el bidet o la pileta llena manchas grises.

Un Domingo fue a jugar al futbol con unos amigos. Lo hacían desde hacia un tiempo. Mas que nada como escusa para no dejar de verse. Ya que Gaston tenia 30 años y estaba solo. Y los demás tenían su misma edad o como mucho los separaban tres años de diferencia. Unos mas grandes y otros mas chicos. Pero una mayoría ya estaban casados, hasta tenían hijos y otros en pareja. Al terminar pidieron dos gaseosas y se quedaron hablando en el bar del club.

Al regresar a su departamento sintió mal olor. Busco a ver de donde provenía. Se dio cuenta que era de una bolsa de consorcio que estaba llena de latas de salsa de tomate, frascos de mayonesa, envases de mermelada. Los cuales a medida que los vaciaba los iba arrojando allí.
Aunque peor la paso la noche que se despertó sobresaltado. Sintió que algo le rozaba el cuerpo. Prendió el velador. Vio que uno de esos insectos caminaba por su pijama. La espanto con la mano. Siguió durmiendo.


A la mañana siguiente hallo dos mas en el placard. Estas corrieron hasta meterse en el baño y escabullirse en la rejilla.

Una semana se fue de vacaciones. Iba a ver a sus padres que vivían en Mar del Plata hace dos años y ya que estaba se quedaba en la casa de ellos. Ya era Noviembre, de modo que no había demasiados turistas. Pero el tiempo ya estaba lindo como para ir a la playa o meterse en el agua. También fueron al casino, a ver una obra de teatro y a cenar afuera. Además de pasear por la rambla o la peatonal. Donde compro alfajores para regalar a sus amigos. Una vez que se fue quedo con sus padres que ellos iban a visitarlo a Buenos Aires para fin de año.

Una vez que regreso a su departamento hizo lo de siempre. Abrió la puerta y prendió la luz del living. De todas partes empezaron a salir cucarachas que se le abalanzaban. Intentaba sacarlas pero no podía. Eran cada vez mas. Se le metían en la boca, en los ojos. Tanto que llegaron a tirarlo al suelo. Con esos insectos que se posaban o caminaban sobre su cuerpo hasta taparlo y cubrir toda la habitación.