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sábado, 23 de mayo de 2009

25 de Mayo

Y hoy 25 de Mayo. ¡ Viva la Revolucion !

Cuando el pueblo salio a la Plaza de mayo a decir que ya no queria seguir siendo colonia de España. Mientras que French y Beruti, los lideres piqueteros de aquel entonces, repartiananfletos y escarapelas y le daban mas fuerza a la protesta.
Recordemos a nuestros proceres e integrantes de aquella movida, como Moreno, Belgrano, Castelli, Paso, etc
Pensar que todo se hizo boca a boca o con papeles escritos a mano. Nada de propagandas por radio o television, mensajes de texto, sitios en Facebook ni cadenas de emails.

















































1810:
Se forma el primer gobierno patrio. Reunido en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, el pueblo de Buenos Aires impone su voluntad al Cabildo y crea la Junta Provisoria Gubernativa del Río de la Plata. Sus integrantes fueron: Cornelio Saavedra, presidente; Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, vocales; y Juan José Paso y Mariano Moreno, secretarios. Los cabildantes reconocieron la autoridad de la Junta Revolucionaria, quien desconoció la autoridad del Consejo de Regencia español.


25 de mayo de 1810 - Un camino hacia la independencia
Fuente: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina I, Buenos Aires, Editorial Norma, 2004.
Mucho antes de que se iniciara la etapa independentista, Mariano Moreno ya mostraba un particular interés por la situación de los indios y los derechos del hombre. En su tesis doctoral titulada Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios, que escribió en 1801 decía, entre otras cosas: “Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas. Se ve continuamente sacarse violentamente a estos infelices de sus hogares y patrias, para venir a ser víctimas de una disimulada inmolación. Se ven precisados a entrar por conductos estrechos y subterráneos cargando sobre sus hombros los alimentos y herramientas necesarias para su labor, a estar encerrados por muchos días, a sacar después los metales que han excavado sobre sus propias espaldas, con notoria infracción de las leyes, que prohíben que aun voluntariamente puedan llevar cargas sobre sus hombros, padecimientos que, unidos al mal trato que les es consiguiente, ocasionan que de las cuatro partes de indios que salen de la mita, rara vez regresen a sus patrias las tres enteras”[1].
No estaría mal que los llamados liberales argentinos y sus socios históricos en todos los golpes militares, los nacionalistas de derecha, que, por distintos motivos siempre inconfesables, intentan vincular a Moreno con Rivadavia, tuvieran presente este párrafo en el que Moreno describe al futuro padre de la deuda externa, en estos términos: “Sírvase V.S. fijar la vista sobre la conducta de este joven: ya sostiene un estudio abierto, sin ser abogado; ya usurpa el aire de los sabios sin haber frecuentado sus aulas; unas veces aparece de regidor que ha durar pocos momentos: otras veces se presenta como un comerciante acaudalado, y todos estos papeles son triste efecto de la tenacidad con que afecta ser grande en todas las carreras, cuando en ninguna de ellas ha dado hasta ahora el primer paso. No tiene carrera, es notoriamente de ningunas facultades, joven sin ejercicio, sin el menor mérito y de otras cualidades que son públicas en esta ciudad”[2].
El protagonismo de Moreno comenzó el 25 de mayo de 1810, al asumir la Secretaría de Guerra y Gobierno de la Primera Junta, cuando dijo en su discurso inaugural: “La variación presente no debe limitarse a suplantar a los funcionarios públicos e imitar su corrupción y su indolencia. Es necesario destruir los abusos de la administración, desplegar una actividad que hasta ahora no se ha conocido, promover el remedio de los males que afligen al Estado, excitar y dirigir el espíritu público, educar al pueblo, destruir o contener a sus enemigos y dar nueva vida a las provincias. Si el gobierno huye el trabajo; si sigue las huellas de sus predecesores, conservando la alianza con la corrupción y el desorden, hará traición a las justas esperanzas del pueblo y llegará a ser indigno de los altos destinos que se han encomendado en sus manos”.
Cornelio Saavedra defensores de sus privilegios y, por lo tanto, favorables al mantenimiento de la situación social anterior, en la que, como decía Moreno, “hay quienes suponen que la revolución se ha hecho para que los hijos del país gocen de los altos empleos de que antes estaban excluidos; como si el país hubiera de ser menos desgraciado por ser hijos suyos los que lo gobiernan mal”.
El 7 de junio[3] fundó el órgano oficial del gobierno revolucionario, La Gaceta de Buenos Aires, donde escribió: “El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con quien miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Para logro de tan justos deseos ha resulto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos Aires”[4].
Como no ignoraba el alarmante porcentaje de analfabetismo de la población, ordenó que se leyera a Rousseau desde los púlpitos de las iglesias, lo que puso un poco nerviosos a algunos sacerdotes contrarrevolucionarios. En el prólogo a la obra (Contrato social) decía: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”[5].



[1] Mariano Moreno, Escritos, Buenos Aires, Estrada, 1943.
[2] Mariano Moreno, Escritos, Buenos Aires, Estrada, 1943.
[3] En homenaje a este hecho se estableció el 7 de junio como el Día del Periodista.
[4] La Gaceta incluía en todos sus números la siguiente frase de Tácito: “Tiempos de rara felicidad, aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”.
[5] Mariano Moreno, Escritos políticos, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915.




Fuente: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina I, Buenos Aires, Editorial Norma, 2004.
Fuente: http://www.elhistoriador.com.ar/

Asi que hoy todos a comer chocolate con churos y... ¡ Viva el pueblo !






1 comentario:

lachiquisalta6 dijo...

Hola : pasaste por mi blogs y vine a gradecer !!!!!
La propaganda se plasmaba por la prensa escrita y no todos accedian a ellas hoy en día los medios cambiaron y aun seguimos con al falta de acceso ... hasta pronto !!!!!